La gestión de Guillermo Moreno al frente de la crisis energética, de la que se despidió el lunes, dejó heridos y protegidos, amigos y enemigos y una forma heterodoxa de administrar los recursos, a veces burlando la norma, que nada tuvo que ver con lo antes practicado.
Su embestidura como una suerte de interventor energético no tiene fecha precisa pero los más memoriosos la sitúan para la tercera semana de junio, cuando claramente el frío ya había mostrado cuánto daño podía provocar tras un mayo atípicamente gélido. Quien debía ocuparse del tema, el secretario de Energía, Daniel Cameron, pataleó pero no logró imponerse. Otra vez la orden venía de arriba y se necesitaba muñeca política y mano dura para solucionar la evidente escasez de electricidad y gas.
Luego de los primeros cortes a hogares de ambos servicios el 28 de mayo, llegó con la misión de mantener el suministro a rajatabla a residenciales, comercios y el GNC. Después, la situación lo llevó a entender la necesidad de restringir algo a los vehículos a gas cuando la industria ya llevaba semanas sin poder trabajar, con el impacto negativo en el crecimiento del PBI, la principal medalla de oro del Gobierno.
Cuando todavía varios ejecutivos de empresas no sabían quién era el interlocutor genuino del Gobierno, pateó el tablero y quiso dar una demostración de poder que no dejó bien parado al país hacia el exterior pero que generó temor entre las concesionarias. El 6 de julio a la mañana se apersonó con su estilo prepotente en las oficinas de la distribuidora de gas más grande del país (Metrogas) y anunció una intervención por 180 días acusando a la firma de “esconder” gas. Otros en el Gobierno alertaron del riesgo de esta medida, se desactivó esta movida inédita pero rodó la cabeza de Roberto Brandt, director general de la empresa, que fue licenciado hasta el 31 de diciembre.
¿Cómo hizo un economista, que nada sabía de energía, para adentrarse en los secretos del sector en medio de una crisis?
Habló con todos los actores, escuchó, se reunió con algún consultor energético para ampliar su visión, pidió informes o llamó casi diariamente a todas las empresas para saber sus tenencias, capacidad disponible, consumo, y actuó en consecuencia. “Se metió, haciendo palotes como los almaceneros, pero se metió a fondo”, recuerda una fuente que lo trató.
Con el mismo estilo poco amable arremetió contra toda la cadena energética buscando al culpable. Lo hizo con las productoras de gas, la generadoras eléctricas y como se dijo, asustó a las distribuidoras con lo hecho en Metrogas.
Cuando se dio cuenta de que la culpa era una combinación de consumo desbordado, bajas tarifas, faltante de combustible líquido y pozos de gas sin el rendimiento de antes, tomó las decisiones que tenía que tomar. Restringió el GNC, el gas a la industria y aumentó la importación de gasoil y fuel oil para la generación eléctrica.
Y cuando se dio cuenta de las consecuencias negativas de esto, recurrió a su heterodoxia. Por ejemplo, en julio se produjo el primer déficit energético en años por una importación de combustibles líquidos estimada en u$s 800 millones, un 153% más que en 2006, según un informe del Banco Santander.
Restringió a lo necesario para hogares y comercio las exportaciones de gas a Chile y hubo varios días de 0 suministro. Methanex, la petroquímica instalada del lado chileno que tenía un contrato de suministro aparte, fue la más perjudicada. Un problema técnico en un pozo de Total la privó de gas el 11 de junio. Ese inconveniente se arregló el 16 de julio pero ya no hubo ni hay más gas argentino para la firma. Pero como el consumo hogareño no aflojaba –se le escuchó decir “al que prende todas las estufas todo el día, yo lo banco”– ganó otros 8 millones de m3 más al ordenar el corte de suministro a empresas vinculadas con las petroleras productoras de gas (Profertil, proyecto Mega, el complejo Cerri, Siderar). Esta medida se mantuvo por 45 días.
Hoy, con otra temperatura, hay gas liberado para todo el mundo y Roberto Baratta, el número dos del ministro Julio De Vido toma la difícil posta del secretario de Comercio Interior, con el objetivo de que no falte electricidad durante el verano.
3 comentarios:
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Demagogia pura. Solo sirve para no perder votos.
Como es?
(sobre la nota, NO sobre Moreno).
o
(sobre la nota NO, sobre Moreno).
La nota es elogiosa.
Moreno energético: Bien.
Moreno de los precios: Mal.
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