El Economista Tuitero
Tenía un blog pero se cansó.
Tuitea desde un smartphone o tablet.
Suele pegar links de artículos en ingles.
Cuando pega una nota de The Economist se siente volar.
No se pierde ninguno de los discursos de Axel K para ver dónde se equivoca.
Cada vez que escucha a CFK decir “la economía debe subordinarse a la
política” quiere prender fuego su
biblioteca llena de manuales de
econometría y matemática.
Sigue a lulipop.
Usa traje pero guarda la corbata en un cajón por si tiene que ir a una reunión importante.
Toma Caramel Macchiato en Starbucks.
Cree que todos los periodistas económicos no saben economía.
Leyó la Teoría General en íngles, pero entendió la mitad.
Por lo menos una vez a la semana incluye la palabra INDEK en sus tuits.
Suele escribir PIB en lugar de PBI.
Es fanatico de los productos de la manzanita.
No escucha cumbia y no le gusta bailar.
Vio más de 3 veces
Una Mente Brillante.
Cuando era más joven quiso ser músico de rock.
Prefiere tomar cerveza que vino.
Nunca militó en su facultad.
No usa Cuevana, baja torrents.
Sigue a chicas de lindos avatares.
Extraña el 1 a 1.
Dice que Ayn Rand es la filosofa política que revolucionó el mundo de las ideas.
Es egresado del Nacional o del Pelle o del ILSE.
Cree con sinceridad que Twitter es una plataforma de militancia política.
Aplica reglas de la economía al resto de los ámbitos de la vida, especialmente al deporte.
Supone que toda discusión se define con un silogismo.
Supone que él es el encargado de plantear los términos y las variables del silogismo.
Sostiene que todo proceso político está determinado por el contexto económico, la versión sofisticada del “viento de cola”.
Dice que la economía es una ciencia social. Está convencido que es exacta.
Es cholulo de Varsky.
Muere por ir al programa del Gato Sylvestre.
No respeta la división del trabajo. Opina de todo con el mismo aire
doctoral, sea coaliciones parlamentarias, discurso presidencial,
arquitectura y urbanismo, políticas de producción audiovisual, doble
cinco o volante tapón, la resurrección de la carne y la vida eterna,
amén.
Odia al kirchnerismo, pero especialmente odia no entender a los ex
alumnos suyos que hablan dos idiomas, se sacaron buenas notas en sus
materias y ahora son kirchneristas.
Es irónico y chicanero para plantear problemas. También tiene
fórmulas para resolverlos que explica en 140 caracteres y olvidando 280
variables que intervendrían a su potencial solución.
Dice “las impo” y “las expo”.