El costo del alto consumo de Dopamina es que después cuando se quiere escribir un post, se tiene todas las conversaciones en la cabeza y esas voces son muy difíciles de callar como nos enseñó Russel Crowe en su rol de John Nash, en una Mente Brillante.
Toda esta introducción es un pedido de disculpas anticipado por esto que estoy escribiendo. El que avisa no traiciona.
A mi modo de ver la piedra basal de la profesión de economista es este artículo de Milton Friedman sobre la capacidad predictiva de la teoría económica. Donde básicamente dice que una teoría es útil no por su poder explicativo sino por su poder predictivo. No importa si los supuestos son "irreales" si al final del día, la realidad se "ajusta" a los resultados previstos.
Hoy me surgió una pregunta pensando el tema del odio en los medios y en las redes sociales. El standard sobre la libertad de expresión y la libertad de prensa consiste en que cada medio y cada periodista debe tener plena libertad para informar y opinar lo que crea conveniente y oportuno y que el Estado no debe ejercer ningún tipo de control sobre los contenidos de los programas y notas. A mi entender, ésta forma de ver el mercado de las noticias responde a un mundo que ya no existe. Paso a explicar.
La idea básica es que el Estado no debe meterse en la calidad del producto que ofrecen los medios porque la competencia hará que el medio "malo" sea desplazado por el medio "bueno". "Bueno" = contenidos de buena calidad. "Malo" = fake news y otras barbaridades.
Si un medio brinda contenido "malo" dejará de ser consumido a costas del medio que brinda contenido "bueno".
Ya sé, no me peguen que soy Giordano
Esta idea "naif" supone un mercado competitivo, con empresas de medios que no tiene otros intereses que generar medios rentables. No se enojen conmigo, ya discutimos mucho 7 años atrás sobre la LSCA y Clarí . Sobre la adecuación Y concretamente sobre la regulación de contenidos.
El punto que quiero hacer es que me parece que ese mundo donde no había razones para controlar contenidos ha cambiado y la soberanía del consumidor que antes era la piedra basal de la argumentación estaría funcionando de manera distinta.
En el esquema ideal teórico de la soberanía del consumidor, el individuo consume lo que maximiza su utilidad, (lo que le conviene, diríamos en el barrio). Por lo tanto si estamos en el mercado de noticias, y yo consumo una noticia que resulta ser falsa tengo un incentivo a no volver a "comprar" noticias en ese medio porque me vendió "pescado podrido". Mi comportamiento racional es no reincidir en ese medio, trasladar mi consumo de noticias a medios "más creíbles".
Hasta hace unos años, los medios obtenían ingresos básicamente de los anunciantes. La relación con los consumidores de noticias estaba mediatizada por las empresas anunciantes quienes tenían fuerte poder de incidencia sobre los contenidos de los medios.
Existía un rol "deseable" de los anunciantes y ahora ese rol se ha perdido. Antes la forma de monetizar el negocio tenía el contrapeso de los anunciantes debido a la opacidad del mercado. Los anunciantes no publicitaban programas "radicales". Hoy ven los números indiscutibles de visitas y clicks y no pueden anteponer su moral al negocio.
Hoy el consumo de noticias, se transformó en un campeonato mundial de sesgos, donde el sesgo de confirmación compite con todos sus rivales (miren la dirección de este último link).
No quiero decir que estos problemas no existían antes, sino que ahora el consumo digital de medios y las redes sociales generaron un nuevo paradigma donde los empresarios de medios racionalmente deben elegir ser William Hearst y no Bob Woodward ni Carl Bernstein.
Si los especialistas han identificado el problema que genera la adicción a la Dopamina de las redes sociales y los medios digitales, los economistas deberíamos aplicar la enseñanzas de Friedman y ver cuales serían las consecuencias de un mercado de medios y noticias donde los incentivos están alineados en forma incorrecta. Monetizar contenidos es mucho más fácil transformándose en traficantes de dopamina digital que aspirando a ganarse el premio Pullitzer.
La discusión sobre regulación de plataformas está rápidamente abandonando el paradigma clásico de la regulación ex post hacia un nuevo paradigma de regulación ex ante e inversión de la carga de la prueba. Quizás es hora de prestar un poco más de atención
No es hora de abandonar la economía del reparo y avanzar hacia la economía de la prevención?