Mi amigo @NatalioRuizCqP me acaba de pasar esta interesante nota publicada en Clarín y no puedo resistir la tentación de compartirla con ustedes y luego comentarles mis reflexiones.
Los diagnósticos sobre la coparticipación federal de impuestos entre nación y provincias son consensualmente pesimistas.
Las instituciones fiscales federales –como otras en nuestro país– se caracterizan por su complejidad, volatilidad, arbitrariedad e irracionalidad.
A 17 años del plazo establecido por la Constitución de 1994, el Congreso no ha aprobado un nuevo régimen de coparticipación. La situación actual no se ajusta a “criterios objetivos de reparto”, no es “equitativa” ni “solidaria”, ni da “prioridad al logro de un grado equivalente de desarrollo, calidad de vida e igualdad de oportunidades en todo el territorio nacional”, como ordena la Constitución (art. 75).
Por el contrario, los actuales coeficientes de reparto no responden a (ni se actualizan según) ningún criterio conocido.
Son, además, manifiestamente inequitativos. Un ejemplo: dos de las provincias más prósperas del país –Santa Cruz y Tierra del Fuego– reciben montos per cápita muy superiores a los de otras mucho más pobres como Chaco o Salta. Si estos argumentos no alcanzan para convencer a nuestros legisladores de la urgencia (además del deber) de cumplir con el mandato constitucional, quizás resulte más efectivo echar una mirada a los efectos del actual sistema. En el libro “Consecuencias Económicas y Políticas del Federalismo Fiscal Argentino”, recientemente editado por quienes firmamos esta nota, se analiza la discordancia entre la Constitución normativa y la realidad, enraizada en el avance del gobierno federal sobre las provincias y el “hiperpresidencialismo” que caracteriza a nuestro sistema político.
Las transferencias a las provincias no han contribuido ni a cerrar la brecha entre pobres y ricas ni a atraer la inversión productiva hacia las provincias más beneficiadas por la coparticipación. El gasto público nacional y las transferencias federales logran redistribuir ingresos progresivamente entre provincias, y compensar los shocks económicos que sufren las mismas, pero la magnitud de estos efectos es muy modesta y decididamente más pequeña que la observada en países desarrollados. También hay consecuencias políticas: Los partidos gobernantes en provincias subsidiadas por nuestro federalismo fiscal corren con grandes ventajas electorales.
No es casual que, desde 1983, ningún oficialismo haya perdido una elección para gobernador en Formosa, La Rioja, San Luis, Santiago del Estero o Santa Cruz, ni que a menudo triunfen con el 70% o el 80% de los votos (cifras impensables en las democracias avanzadas del mundo o en las provincias no subsidiadas, como Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos o Mendoza). La investigación académica ha contribuido a clarificar el funcionamiento y las consecuencias que nuestro federalismo fiscal esconde detrás de su “laberíntica” complejidad. Es hora de que la política haga lo suyo.
La mayoría de ustedes saben mi opinión sobre nuestro federalismo fiscal, si no tienen ganas de leer mis posts al respecto puedo resumirles mi pensamiento en dos ideas.
El federalismo político es hijo del federalismo economico. Argentina es hoy un país mucho menos homogeneo en terminos de desarrollo regional q cuando se decidió optar por un sistema federal. El grado de concentración económica regional actual no soporta un federalismo fiscal como el que los autores insinuan desear. Por lo tanto sin federalismo economico, no tendremos ni federalismo fiscal ni político.
El camino al desarrollo regional homogeneo sólo podrá ser recorrido si se toma el atajo de renunciar al federalismo y adopatar un regímen unitario.
Dicho esto, quiero retomar las dos últimas oraciones de la nota.
"La investigación académica ha contribuido a clarificar el funcionamiento y las consecuencias que nuestro federalismo fiscal esconde detrás de su “laberíntica” complejidad. Es hora de que la política haga lo suyo".
Los autores intentan decir que la academia ya hizo todo lo posible por esclarecernos el panorama y que ahora es el turno de que los políticos se pongan los pantalones y estén a la altura de las circunstancias.
Me sorprende la ternura de tan prestigiosos académicos, pese a reconocer que el sistema vigente tiene provincias que son grandes beneficiarias, pretenden que los representantes en el Congreso de dichas provincias voten un nuevo sistema que las perjudique en pos de satisfacer las apetencias académicas.
Pero al respecto mejor repitamos las palabras de Urtubey, gobernador de una de las provincias perjudicadas según los autores de la nota, hace más de 3 años y que fueron volcadas en este post.
"Les voy a ser muy sincero cuando en el 94 se reformó la CN, el espíritu del legislador respecto al tema de la coparticipación federal fue muy claro, "no quiero que nunca se cambie nada", sino no se explica porque se pusieron tantos condicionamientos que debe cumplir la nueva ley que la tornan de cumplimiento imposible"
"Lo primero que haría sería lo mismo que hace cualquier legislador en las democracias más desarrolladas del mundo, preguntar ..."que hay para mi provincia".
7 comentarios:
Cuando afirmás " adopatar un regímen unitario" que implica en términos prácticos... palpables en la vida real ???
saludos!
chacall, un sistema donde los gobernadores son designados por el presidente y las politicas de educación, salud, seguridad, transporte,energía, etc se deciden en la casa rosada
y la política ?
Que hay de la politica chacall? es justamente eso, el sistema unitario, es el sistema Federal pero administrado desde le sillon de Rivadavia...no mas que eso. Pensalo como la vieja oposicion entre unitarios y federales, pero llevada al plano de las politicas de gasto y recaudacion de impuestos.
Igual no considero que pasar sin escalas de grises a un sistema unitario sea una solucion. Seguramente seria atajo, pero no una solucion. Si se cumpliera a rajatabla, como se debe, la actualizacion de los coeficientes de reparto y si los criterios en base a los cuales se estructura el federalismo fiscal fueran claros y objetivos, mal que le pese a las provincias mas beneficiadas, no estariamos hablando de esto hoy. Sera ingenua la vision, pero demuestra nuevamente que la "metida de pata" de la politica - o intereses politicos mas especificamente - tergiversa constantemente lo que en otras circunstancias seria un sistema de funcionamiento aceitado y aficaz.
Paula, a que te referís con esta frase "Si se cumpliera a rajatabla, como se debe, la actualizacion de los coeficientes de reparto y si los criterios en base a los cuales se estructura el federalismo fiscal fueran claros y objetivos" que norma fija el criterio de actualización de los coeficientes de reparto?
Y, la verdad que pasar a un régimen unitario sería un sinceramiento.
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