lunes, 8 de septiembre de 2008

Honestidad brutal

Rollo descubrió una muy interesante entrevista a Kirchner cuanto todavía no era presidente. Hace unos meses, un lector brasileño nos dejaba su discurso de asunción en el Congreso. Las dos cosas me hicieron acordar por qué yo también me había hecho ilusiones a principio del 2003.

Y mientras, uno de los contertulios de Artepolítica me cuenta de un precioso informe sobre democracia en América Latina publicado por el PNUD, donde me encuentro con un cuadrito de lo más revelador.


La verdad que tamaña honestidad me causó gracia. El electorado latinoamericano no parece demasiado confundido. Casi, casi, yo diría hasta que la tiene muy clara. Encima la encuesta es del 2002, como si fuera un aviso. Pero parece que aunque uno sabe que le mienten, a veces elige creer de vuelta, hacerse ilusiones y depositarles su confianza. Aunque es difícil creer que se puede mentir para siempre. En algún momento debe haber algún tipo de presión que haga sentir que no cumplir las promesas electorales es una forma de despedirse del poder otorgado por el pueblo.

20 comentarios:

Coki dijo...

Creo que ese es un tema interesante y complejo.
Creo que, en cierta medida, todos saben que mienten. Sólo esperan que cumplan las micro-promesas que les hacen para ser votados. O los seduce que alguien con un traje y cara de importante se les acerque y finja escucharlos o querer ayudarlos por un momento.

También creo que mucha gente no ve la relación entre sus actos (entre ellos, votar) y la realidad en la que viven. Subestiman su peso en lo que ocurre.

Coki

Pedro Martín dijo...

Yo pienso que no tienen idea de lo que es gobernar....

Sino piensen la diferencia de las campañas de un candidato a presidente y el candidato a ser relecto presidente.

Se cumple el Teorema de Baglini.

Si fuera por las mentiras, Basile sería Presidente "per secula seculorum!".

Pedro Martín dijo...

PD: Como dice House, todos mienten!!!

Diego Fonseca dijo...

Me entrometo, y sepan disculpar...

Mi sensación de que se dice lo imprescindible para ganar, se hace lo necesario para permanecer crece como los huracanes en el Caribe.

Un par de cosas adicionales:
--La política también es un mercado y tiene bastantes imperfecciones. El electorado puede demandar productos de buena calidad pero sólo puede comprar lo que existe.
--Si no ha cambiado la estructura productiva (pongámonos casi marxistas), difícilmente cambie el producto. Hasta ahora, sin otra competencia, los duopolios y oligopolios sobreviven en la cartelización de voluntades, por llmarlo de algún modo.
--No tienen incentivos para cambiar (o todavía no se ve, o el cambio es muy lento, o...).
--¿POr qué no estalla la demanda insatisfecha? Porque no hay oferta que mejore el costo de oportunidad actual. Quiero decir: a) para cualquier ciudadano tiene menor costo de corto plazo votar a cualquier politico actual que participar para modificar la situacion (el compromiso exige demasiados recursos); b) introducir una oferta nueva implica superar el umbral de acceso del mercaod político (no es fácil construir un partido ni menos mantenerlo en un mercado cartelizado de prácticas casi mafiosas).
El post se me va largo, estas son ideas larvarias y estoy dejando fuera muchas cosas (la dinámica de ciertos mercados y su impacto en el imaginario colectivo, etc etc etc)

Me encanta tu/su blog, Ana C y Cia, como ya te/le dije. Entre otros varios por los que circulo, nunca lo había visto hasta esta semana.

Saludos y disculpen el abuso.

Coki dijo...

Creo que lo que dice Diego es sumamente claro y preciso.
Agregaría el concepto marketinero de "atributos valorados". Esto es, la gente busca ciertas virtudes en los "productos" (por motus propio o manipulado), entonces las empresas buscan tener o dar imagen de tener aquello que buscan.
Hay un costo y beneficio claro en esto. No voy a agregarle una característica a mi producto cuyo costo exceda a su beneficio marginal.

Lo que me llama la atención es que la honestidad no sea algo suficientemente valorado por el consumidor (el votante, el ciudadano) como para generar un cambio en la oferta. Pero, por supuesto, los políticos no son algo aislado de su entorno.

Coki

Diego Fonseca dijo...

Otra vez el entrometido...
Más allá de la necesidad valórica, la honestidad es también cuestion de incentivos (soy yo y mi circunstancia). Lo pondré de este modo:
Viví seis años en Ciudad de México, donde se maneja siguiendo las leyes de la física: si alguien deja un auto vacío, metete; si con esa decisión tu auto bloquea una intersección en Avenida Reforma, no importa. Otro lo hizo antes, eso te habilita a vos. O bien, si no lo hacés, tu percepción de avance posible, colapsa. Si con esas decisiones liquidás cualquier teoría de los juegos (la mejor decisión individual no siempre es la mejor colectiva, para el caso), otra vez, no importa: nadie tiene el incentivo de hacer lo contario, y si lo hace, lo sancionan (bocinazos, insultos, etc).
Ahora bien, y para no divagar, el mismo mexicano que mete su Vocho o el Tsuru en el carril central de Insurgentes para girar en U cuando está prohibido, apenas cruza la frontera en Los Nogales es el chofer de Miss Daisy conduciendo. Por qué? Doble respuesta, a modo de trigger: a) el ejemplo, podría ser la más liviana: los demás no harían lo que él hace, pues hay una sanción social a violar la regla; b) el carácter punitivo y, creo (al menos hoy creo esto), este es el factor más importante como incentivo: temor a ser sancionado por la ley.
POr qué deja de hacer lo indeseable, en este caso? Porque hay cierta percepción de que el poder punitivo de la ley es cercano. La cercanía al castigo es un enorme disciplinador social --no estoy diciendo con esto que salga alguien a golpear conductores o ciudadanos q votan "mal", sino que la ley funciona en tanto tiene muy introyectado a) su valor cívico per se (obedezco porque debo o porque habre de ser castigado socialmente) b) su valor punitivo (legal).

No es que la sociedad no demande honestidad como valor. Lo quiere. No es que no lo practivo pq es inherentemente corrupta: es porque no cunde el ejemplo generla positivo (respetar la norma de tránsito) ni el punitivo (multa). El criterio es aplicable a la política, incluso a nivel preventivo (recuernden la teoria de la ventana rota como factor ejemplificador, disuasorio, etc etc)

(Sorry, lo sé. Soy un paseante y abusé del espacio. Pueden insultarme aquí o --microchivo oculto-- en mis blogs que no me quejaré....)

Anónimo dijo...

Bueno, me alegro que le haya gustado el trabajo Ana C.

Acá también tiene mucho cuadrito para entretenerse a rabiar: http://www.undp.org/spanish/proddal/idal_2c.pdf

Por otra parte, yo plantearía el problema de otra manera. Usted pone mucha atención en la noción de que, a la larga el pueblo votará a otro candidato, pero hasta entonces, en su análisis parece subyacer la idea de un escenario político con actores sometidos a la mentira.

Pero, estimada, como usted sabe, en muchos aspectos la política no se diferencia para nada de cualquier otro orden de la vida. Uno de ellos es, precisamente la mentira conjunta y consentida. En cualquier ámbito en que se establezcan relaciones interpersonales existe la situación de que, si todos saben que todos mienten y sin embargo se continúa conviviendo sin mayores dramas, la mentira es funcional a todos. Podrá ser más dolorosa para algunos y más fácil para otros, pero al cabo no hay nadie a quien no le resulte conveniente o estimada como tal. Y ése es un aspecto que usted omite.

Pensemos en que un político, pese a tener altos caudales electroales y/o imagen positiva, o intención de voto, es solamente tomado como última opcioón o como el menos malos. Se encuentra ante un electorado receloso, que tratará de hacerle cumplir sus promesas, o en su defecto, le demandará pronta satisfacción a sus intereses simbólicos o materiales más inmediatos. Nadie iamgina la adhesión incondicional a ningún político y ni siquera a un partido (recordar elecciones de 1983, recordar 1999), la consigna "la vida por Perón" es risible y absolutamente imposible en personajes como Menem o Kirchner, ni que hablar DUhalde. De la misma manera, nadie "pide a gritos un gran triunfo radical" por el sencillo y complejo motivo de que estamos ante un electorado absolutamente impolítico. En ese sentido, luego de la enorme frustración que representó el fracaso absoluto del Gobierno que había hecho de la ética y la insobornabilidad su bandera (Alianza) la sociedad argentina entró en una profunda crisis de representatividad de la que todavía no ha salido. Por eso, aunque sea lamentable, en cierto sentido, las dirigencias argentinas reflejaban(¿reflejan?) muchas de las prácticas instituidas y aceptadas en sociedad. ¿Cómo pedirle a la sociedad del laburo en negro, de la coima y de la evasión impositiva unos dirigentes ejemplares con una ética administrativa dignas de un kantiano?

Muy cordiales,

PD: Estaba lindo ese discurso de Kirchner. Ese día me emocioné che. Que se le va a hacer, uno nunca aprende....

Coki dijo...

Diego, no quiero hablar en nombre de los dueños de un blog ajeno (hablando de chivos, también podés pasar por el mío cuando quieras), pero creo que podés explayarte tranquilo, ya que el debate se hace más interesante cuantos más participemos en él.

Coincido con lo que planteás. El tema está siempre en encontrar qué es causa y qué consecuencia. Yo creo que es una relación bívoca, de retroalimentación.
Por qué llegamos a una situación en que la honestidad y la legalidad no son cosas valoradas? Por qué no se castiga al que viola la ley? La policía o el juez que no hacen su trabajo también son consecuencia de la situación del país, no sólo su causa.

Coki

Anónimo dijo...

Citando a la directora de Transparency International (que CK se negó a recibir), la corrupción existe en todos los gobiernos, en mayor o menor grado, la diferencia es como se responde cuando se la descubre. Con las mentiras de los políticos pasa lo mismo. Hay cierto calibre de mentira que en algunos países destruye a un político. Pero en Argentina no, y supongo que lo mismo pasa en la mayoría de los países latinoamericanos. Supongo que es una mezcla de debilidad institucional e indiferencia del público.

Primo Louis dijo...

Ana,
El librito que le sugerí sobre el informe tiene además tiene los articulos del equipo de O'Donnell reflexionando sobre ese relevamiento, acá en Argentina lo Publicó Homo Sapiens, fijese que va a haber cosas que le van a gustar ahi.

Y no se ponga mal: que uno se ilusione al comienzo de cada nuevo mandato da cuenta que la democracia como sistema político funciona. A veces nos ilusionamos hasta con aquellos que no votamos pero ganaron igual. Eso es bueno, ¿se imagina la sensación de que todo siempre será peor y no hay ninguna posibilidad de cambio? La democracia es capaz de recrear las ganas de creer que todo puede ser distinto, por eso es el mejor sistema político.

Con ese cuadrito a mi no me parece que se demuestre que el electorado la tiene "clara". Justamente creer que la acción de un gobierno depende principalmente del voluntarismo del político habla más de un electorado ingenuo más que de la calidad de los gobiernos (preguntese, por ejemplo, si a Allende le faltaba voluntad).

La política es un sistema de relaciones entre actores antes que una alineación entre medios y fines. Eso otro es gestión, técnica. No política.
Saludos!

Anónimo dijo...

We value the truth and we enjoy it. And we're always wary about the occasional lie.

That's why political season is just so w e i r d.

The spinners lie constantly. They lie with a straight face. They lie sentence after sentence, relentlessly.

Justo viene como anillo al dedo...
La fuente http://sethgodin.typepad.com/seths_blog/2008/09/spin.html

Ana C. dijo...

Acá se pueden dejar comentarios todo lo largo que a uno se le ocurran sin pedir disculpas, Diego Fonseca. Si los leemos o no, es otra cosa ;-)

Un gusto que pases por acá y a mí también me encantaron tus blogs (además de dejarme impresionadísima).

Lo mismo le digo a Julián, que aparece por vez primera después de una serie de apasionadas discusiones en Artepolítica.

Yo también pensé un poco en el teorema de Baglini, Pedro Martín y también en el caso de Allende, como Primo Louis, o el de Alfonsín, así que me quedé pensando si cada uno de esos encuestados no tendría en mente a distintos políticos en el momento de responder. Sería super interesante ver las diferencias por países.

Por otro lado, eso de la mentira consentida no sé si es tan cierto, digamos que somos escépticos pero nos gusta ilusionarnos. Con respecto a la calidad moral de los políticos y la de los votantes parece haber un círculo vicioso, ya que los políticos no salen de un repollo, pero por otro lado ¡si alguno alguna vez rompiera el padrón! El laburo en negro, la coima y la evasión impositiva no son el destino de la Argentina ni de nadie, son cosas que se pueden cambiar con leyes, por ejemplo, o como dice Diego más arriba.

Es raro eso, Coki, a mí también me da la impresión que la honestidad ya no es tan valorada como antes en Argentina, y eso que tampoco era gran cosa, digamos.

Cierto, cierto, Guillermo, la corrupción existe en todos lados, en mayor o menor grado, y también las mentiras electorales, como nos dice el anónimo en inglés.

Si se fijan en el nombre que le puse a imagen de la tabla, dice "valgflæsk", la palabra danesa que define a las promesas electorales, y que también define al populismo en sus esquemas mentales.

Duro eso de "They lie sentence after sentence, relentlessly".

Anónimo dijo...

Ana, mi comentario era en cuanto a la reaccion al hecho, no el hecho en si. No justifico la corrupcion porque pasa en todos lados. Tony Blair mintio como un vendedor de autos usados con respecto a la guerra de Iraq, y pago el precio. Economicamente fue el primer ministro mas exitoso durante mis 36 anios aqui, pero la mentira, una vez que fue publica (cierto que era respecto a una guerra que salio mal, no se que hubiera pasado si le hubiera salido bien, pero lo mismo vale para Galtieri)lo mato politicamente. Aun con la economia al galope, como estaba entonces. Creo que esa es la diferencia. En democracias maduras, aun cuando la economia va bien, hay un grado de mentira que no es aceptable. En nuestra tierra, por muchas razones, se tolera mucho mas si las cosas van bien. Aqui, 'misleading the House', decir en el Parlamento algo que es mentira, si se prueba, es el fin de cualquier carrera. Que no quiere decir que no lo hagan. Pero hay consecuencias serias si los pescan.

Charlie Boyle dijo...

Vuelvo a preguntar, Mauricio es Macri, ¿Guillermo es O Donnell?

Anónimo dijo...

Guillermo es Guillermo, no O'Donnell. Saludos

Pedro Martín dijo...

Guillermo es Cóppola, no?

Anónimo dijo...

Pedro Martin, Guillermo es Guillermo en Londres, por eso no tengo acentos. Ni O'Donnell, ni Coppola. Soy Zorro.

Anónimo dijo...

Maquiavelo dixit: "Un príncipe prudente no debe observar la fe jurada cuando semejante observancia vaya en contra de sus intereses y cuando hayan desaparecido las razones que le hicieron prometer (…) La experiencia nos demuestra que son precisamente los príncipes que han hecho menos caso de la fe jurada, envuelto a los demás con su astucia y reído de los que han confiado en su lealtad, los únicos que han realizado grandes empresas"

Anónimo dijo...

Maquiavelo dijo cosas muy interesantes, pero se refería a líderes absolutos, cuyo único control era mantenerse en el poder, en estados de estructura gubernamental muy simple. Si no perdían guerras o irritaban a otro príncipe más poderoso, tenían una tenencia ilimitada del poder. Hasta cierto punto (mucho menor) eso sigue pasando en Argentina, en el caso de Kirchner. Pudo hacer lo que se le dió la gana hasta que le salió espectacularmente mal con las retenciones, y recien ahí aparecieron los controles y limitaciones del poder democrático. Como va a pasar con el INDEC, su mentira más notoria. Repito comentario anterior: el problema de la mentira en política democrática no es el hecho en sí, es la reacción cuando se descubre: se hace algo para castigar al mentiroso y corregir las consecuencias, o no se hace nada. Volviendo al ejemplo del INDEC, sería interesante ver que pasa si, por algun motivo, surgieran dudas sobre el monto de las reservas argentinas, y se especulara en el exterior sobre si las cifras del Banco Central son manipuladas. Lo que sería un disparate increíble, si no fuera por el INDEC. Las consecuencias de las mentiras en la epoca de Maquiavelo eran menos complicadas.

Pedro Martín dijo...

Guillermo es Zorro!!!