jueves, 11 de octubre de 2007

Los economistas, Marx, Nietzsche y A. Smith

Como hace un tiempo ya comenté, los marxistas vulgares (sin ofender, este término es de amplio uso en la jerga) son muchos más de lo que uno cree. Es más muchas veces hasta quienes se declaran anticomunistas terminan pensando y comportandose como marxistas vulgares.

La observación del comportamiento humano y más aún de quienes me rodean es uno de mis pasatiempos preferidos que aprendí a disfrutar siguiendo las enseñanzas del Gran Ozzy.

En un grupo de trabajo suelen asignarse las tareas siguiendo algún criterio, eficiencia, equidad, amistad, etc.. Cada uno de nosotros cuando recibe la asignación de la tarea suele caer en la trampa del marxismo vulgar. Bah, en realidad yo de marxismo no se nada, sólo leí alguna vez sobre su teoría del valor, o la teoría del valor trabajo. Para los no entendidos, básicamente las cosas valen por la cantidad de trabajo incorporado en su producción.

Siguiendo esta lógica es mucho más valorada la tarea de resolver a través del GAMS un modelo de equilibrio general computable que por ejemplo llamar a 150 empresas para chequear que hayan recibido una encuesta o a 700 personas vip para actualizar un mailing.

Sin embargo en la era de la información tan o más importante que hacer es difundir, sino difundo no existo. Y como bien nos enseñó Manolo citando a Farley , el valor subjetivo que le asigna una persona al hecho de ser reconocida por su nombre, o llamada por telefono en este caso, es invaluable.

Es decir, la más simple tarea puede resultar de un alto valor a los ojos de los demás por más que el trabajo incorporado sea ínfimo.

Y así llegamos a otra de las grandes enseñanzas de mi amigo Ozzy, las tareas rutinarias templan el carácter y refuerzan la moral nietzscheana. Si cada día logramos volver a trepar a la cima de la colina, estamos más cerca de la felicidad plena y de convertirnos en superhombres nietzcheanos.

5 comentarios:

JVD dijo...

Excelente post, lograr día a día convivir con tareas operativas, ayuda a reforzar los límites psicológicos.
Un abrazo.

Ana C. dijo...

Lavar los platos, cambiar pañales, pintar la casa, planchar!, otras tareas que templan el carácter, sobre todo el masculino.

Primo Louis dijo...

La verdad? suena a autoconsuelo...

Musgrave dijo...

Primo Louis, puede que suene a autoconsuelo, pero si me da resultado que importa, jajaja!!!!

Primo Louis dijo...

Tiene toda la razón amigo Musgrave!