martes, 11 de septiembre de 2007

Esta idea no me gusta

A la mañana postié sobre la nueva ley de educación superior, nota de P/12.
Ahora, tarde pero seguro, abro el cronista versión papel y leo esta nota de opinión que no me gusta para nada.
Y a ustedes?

La copió porque para leerla hay que tener contraseña

El futuro del financiamiento universitario

En las últimos meses, con el apuro de aprobar leyes antes del receso de agosto, el Congreso en Washington se vio sumergido en intensos debates acerca del programa de préstamos para estudiantes subsidiados por el gobierno. Este sistema ha sido una fuerte contribución a disminuir la desigualdad en el acceso a la universidad. Aproximadamente 75% de los estudiantes universitarios solicitan préstamos que complementan o cubren en su totalidad el financiamiento de sus estudios. Individuos con diploma universitario perciben ingresos un 60% mayor que aquellos que únicamente terminaron la escuela secundaria.

Esta discusión es de sumo interés para América Latina, que no cuenta con un mecanismo de préstamos para fomentar el acceso a estudios de grado universitario. Si bien gran cantidad de universidades son gratuitas, muchos analistas coinciden en que este subsidio es más bien regresivo ya que finalmente los jóvenes de menores recursos no pueden acceder a la universidad ya que su costo de oportunidad es demasiado alto en términos de la necesidad de trabajar para sostener a sus familias y los gastos adicionales en materiales, transporte, libros.

“El mercado de crédito educativo existe en América latina, pero es ineficiente e injustificablemente pequeño. Es posible pensar en innovadoras alianzas entre el sector privado y el público para vencer las fallas que han impedido el pleno desarrollo de este mercado en América latina, lo que constituye un paso esencial para mejorar las oportunidades educativas”, señala Juan Carlos Navarro, Director de la División de Educación del Banco Interamericano de Desarrollo.

En los Estados Unidos, fue el presidente Lyndon Johnson quien estableció este programa en 1965, dentro del paquete de reformas de la Gran Sociedad, con el objetivo fundamental de ofrecer préstamos subsidiados a estudiantes que los destinaran a financiarse su educación universitaria. Este sistema ha generado una gran industria privada, que actualmente es de aproximadamente 85 mil millones de dólares. Los préstamos privados significan un 20% del financiamiento del sistema educativo universitario.

El proyecto de ley propuesto por el liderazgo demócrata en el Congreso busca reducir en 18 billones de dólares los subsidios a prestamistas y bancos para reasignarlos a fondos de becas a estudiantes de bajos ingresos y poner límites a la duración de los préstamos, estableciendo que todos los pagos tienen que ser cancelados como máximo en 25 años.

El debate se ha enardecido luego de que en los últimos meses se descubrieron escándalos afectando a grandes empresas prestamistas, como Student Loan Xpress, acusada de ofrecer compensaciones a las universidades que promovían sus prestamos entre los estudiantes. También se han levantado voces de preocupación con respecto al aumento de las deudas contraídas por estudiantes, que crecieron un 30% en los últimos años.

Sin embargo, hay poderosos grupos opuestos a la propuesta de ley, como el American’s Student Loan Providers, la asociación que nuclea a las principales agencias financieras involucradas en el negocio, que abogan se reducirá la posibilidad de los estudiantes de acceder a la universidad ya que deberán subir las tasas de interés frente a la reducción de los subsidios.

Según un reciente reporte del Institute for Higher Education Policy, en todo el mundo se observa una tendencia a un mayor involucramiento del sector privado en el sistema educativo terciario y universitario. En los 53 países relevados, aproximadamente 37% del financiamiento proviene del sector privado. “Se percibe un cambio global en entender que la educación genera beneficios públicos y privados, y que por lo tanto debe haber también participación de ambos sectores”, sostuvo Jaime Merisotis, presidente de la Institución.

Varios países de la región se incluyen en esta tendencia. En Argentina y Chile, 43% de la educación universitaria proviene de fuentes privadas, según el reporte. En noviembre de 2006 el IFC (brazo privado del Banco Mundial) firmó un convenio de colaboración con Financiera Educativa de México SA de CV (FINEM) para ofrecer préstamos a estudiantes universitarios. También se está estudiando un proyecto piloto similar en Colombia. En marzo de este año tuvo lugar en Lima la Conferencia Panamericana de Crédito Educativo, con patrocinio del Banco Santander, el Banco Mundial y el BID justamente para explorar estos temas.

Esta tendencia se está transformando mas bien en una imperiosa necesidad en el mundo globalmente competitivo, tanto porque más estudiantes se están graduando de la escuela secundaria, como por la necesidad de contar con un título universitario para participar de la ‘economía del conocimiento’. Esto lo ha entendido muy bien China, que en sólo 6 años, de 1998 al 2004, duplicó su enrolamiento a la educación terciaria, aunque al mismo tiempo introdujo el pago de cuotas para asistir a la universidad. De 1990 a 2001, el financiamiento público de la educación universitaria cayó de 99 a 55%.
Gabriel Sánchez-Zinny

1 comentario:

chacall dijo...

Otro concepto que me gusta remarcar a menudo, es que la Universidad no tiene como misión formar profesionales, este es solo un medio, el fin último de las casas de estudio de educación universitaria es "MOVER LA BARRERA DEL CONOCIMIENTO DE UNA SOCIEDAD PARA MEJORAR LAS CONDICIONES DE VIDA". Obviamente que para esto se requiere formar profesionales que interactuen en el ámbito académico, y productivo, profesional y púiblico y privado. Nuevas necesidades productivas o privadas generan nuevas teórias académicas y nuevas teorías generan nuevas oportunidades.

Con esto que quiero decir, que la educación universitaria es un bien de TODA LA SOCIEDAD, por eso estoy a favor de que se financie con impuestos del estado, y de que el estado mantenga la potestad de definir las normativas y direcciones en las que las casas de estudio se deben dirigir (mas allá de que algunas tengan una gestión privada y otras un cogobierno puro).

En definitiva, por todo esto, no sirve darle crédito a la gente para que estudie, lo que sirve es que quien estudia estudie estudie y estudie. La educación no es un trabajo ni tampoco una inversión (en su concepción economicista), es mucho mas importante que ello, por lo que esta idea definitivamente NO ME GUSTA!