sábado, 27 de junio de 2009

Elecciones y democracia

Existen muchas formas desde las cuales contemplar el actual proceso electoral y el funcionamiento de la democracia en Argentina. Les propongo un ejercicio de imaginación.

Desde la década de 1950, una de las aproximaciones de la literatura politólógica sobre la toma de decisiones en una democracia (o, como dice Dahl en una dirección mucho más restrictiva, una poliarquía) es el modelo conocido como gobierno del partido responsable, basado en la teoría de la elección pública a partir de los estudios de Anthony Downs y en enfoques histórico comparativos como los de Seymour Lipset y Stein Rokkan. En este modelo, el control y la gestión del poder político sería el resultado de un interacción entre principales (votantes; los ciudadanos) y agentes (candidatos, legisladores, funcionarios; la élite política), caracterizado a grandes rasgos por cinco ingredientes, que tomamos de un texto estándar :

(a) Los votantes tienen
preferencias sobre un conjunto de temas relevantes para asignar o redistribuir recursos escasos a través de la acción del estado.
(b) Los candidatos y legisladores que buscan obtener el voto, o sus respectivos partidos, resumen tales temas relevantes plataformas electorales o programas que prometen cumplir si resultan electos. A efectos de la información que tiene el electorado, las plataformas electorales se alinearían en escalas de una o más dimensiones.
(c) Los electores ponen en relación sus propias preferencias con los programas que ofrecen los candidatos o partidos que compiten y optan por la plataforma más compatible, ponderando al mismo tiempo cuestiones tales como consideraciones estratégicas sobre el voto y la credibilidad de sus promesas de acuerdo con su desempeño pasado.
(d) Los partidos que ganan las elecciones o las coaliciones de partidos con programas más similares se proponen cumplir sus promesas al acceder al gobierno y tienen en cuenta la evolución de las preferencias de los electores en los distritos respectivos.
(e) En la elección siguiente, los votantes valoran tanto el partido o partidos del gobierno y los partidos de oposición durante su mandato de acuerdo con su esfuerzo y desempeño en el cumplimiento de sus promesas, sea a través de la acción gubernamental, sea a través de la iniciativa legislativa y la fiscalización de la acción gubernamental.

En consecuencia, en el contexto de una economía de mercado, la responsabilidad del gobierno dependería de su exito en proporcionar bienes colectivos tales como el crecimiento económico, el empleo y la estabilidad monetaria, lo que a su vez estaría relacionado con la provisión de otros bienes colectivos como la salud o la educación, así como obtener resultados satisfactorios para conjuntos relativamente amplios de votantes, en particular en cuanto a la distribución del ingreso a través de impuestos y esquemas de beneficios sociales. La composición del gobierno sería un factor para explicar muchas de las diferencias de políticas económicas y sociales a lo largo del tiempo.

Notese que los puntos (b) y (c) se basan en la idea de un vínculo programático entre electores y elegidos, distinto de otros tipos de vínculos, como el vínculo clientelar, basado en incentivos materiales selectivos para determinados grupos u otras prácticas que se describen bajo el término clientelismo, o el vinculo carismático, basado en las cualidades personales del liderazgo.

Nótese asimismo que la ordenación de los partidos en una escala que presupone (b), en las democracias avanzadas con sistemas multipartidarios, puede realizarse no sólo mediante la dimensión tradicional del eje izquierda/derecha, que Downs también recogió en su momento a partir de una vieja tradición que se remonta a la Revolución Francesa. La mayoría de modelos sobre el espectro político incorporan al menos una segunda dimensión, autoritario/libertario, o más dimensiones, que pueden adaptarse incluso a distintas circunstancias históricas locales. Si se observa último gráfico linkeado, la utilización de dos dimensiones (izquierda/derecha, autoritario/libertario) permite, por ejemplo, desbrozar algunas dificultades semánticas. No necesariamente ser de "izquierda" implicaría ser "progresista" ni ser "progresista" implicaría a su vez ser de "izquierda": podría depender de los temas relevantes que se consideren y el punto de vista que se adopte.

(Para darse cuenta de cuán distinta puede ser la percepción de los partidos analizados con una o más dimensiones, pueden observarse las diferencias entre un sistema multipartidario que se aproxima en términos relativos bastante a algunos europeos, como el chileno, visto sólo en una dimensión, y un sistema multipartidario muy lejano de los europeos, como era el venezolano en los años 70, en la era pre-Chávez, visto en tres dimensiones.)

A quienes hayan tenido la paciencia de seguir hasta aquí y sean ajenos a la ciencia política, algunas advertencias. La primera, que el modelo del gobierno del partido responsable ha sido objeto de numerosas críticas y desarrollos no convergentes, aunque ha sido ampliamente utilizado para explicar aspectos del desempeño democrático en los países ricos, con instituciones relativamente sólidas y sociedades relativamente afluentes. La segunda, que no aborda ningún problema normativo sobre la democracia, fundamentales para reflexionar sobre cuál sería el mejor régimen democrático en un debate que se planteara desde el ámbito de la filosofía política o la filosofía del derecho. Asimismo, no aborda cuestiones íntimamente relacionadas con la democracia, como los derechos humanos, ni dice nada sobre los procesos históricos que desembocan en aquellos régimenes políticos modernos que podríamos calificar de democráticos ni sobre los orígenes y sentido de los mismos partidos políticos. La tercera, no pretende mayores precisiones sobre la historia y el presente de las ideologías consideradas en un sentido lato (no en el sentido marxista), que permitirían una discusión más matizada sobre los distintos (y contradictorios) significados de etiquetas como "conservador", "liberal", "socialista" o "comunista", más allá de que podamos programáticamente asociarlas con determinadas identidades políticas o tradiciones partidarias. Se limita a ofrecer una pauta que permitiría analizar los régimenes que calificamos de democráticos en los países más desarrollados. Tampoco se ocupa de interrelaciones más amplias entre estado, economía y sociedad, que requieren otras aproximaciones teóricas. O de asuntos como el funcionamiento de las instituciones políticas o la relación entre política, estratificación social y conflicto social. O la relación entre ética y política. Etcétera. Temas todos ellos fundamentales para pensar la acción política en su acepción más extensa posible.

En cualquier caso,
quizá el hecho de que la democracia como problema sea un tema ausente en la mayor parte de las discusiones y los ríos de tinta (y bytes) que fluyen en torno a la política tiene que ver con el simple desconocimiento al respecto y un furioso enconamiento al compás del populismo que ha dominado nuestra vida pública en los últimos decenios. Por otra parte, clasificar los régimenes democráticos y explicarlos desde algún patrón o modelo no es fácil, aunque sea evidente la democracia argentina deja muchísimo que desear. No es tan simple como lo presenta el Índice de Democracia de The Economist, aunque creo que sólo algún Marcelo Fishbein se atreviría a decir que la democracia argentina no es de algun modo una flawed democracy, como se enuncia en el índice.

Quien firma esta post se ha preguntado muchas veces, a la vista del severo deterioro de las instituciones y el estado de derecho, la rampante corrupción sistémica y el capitalismo de amigos, y el abandono de un tercio de la población del país en la pobreza sin que nadie asuma responsabilidad alguna, lo mismo que se preguntaba Guillermo O'Donnell en una lúcida entrevista hace nueve años: si esta democracia no sufre de muerte lenta. Recordemos que O'Donnell ha desarrollado un análisis sobre las enormes limitaciones de lo que él bautizó como democracia delegativa. No deja de ser paradójico que algunos intelectuales y periodistas que se consideran "progresistas" o de "izquierda", capaces de escandalizarse por Berlusconi, cuyo sendero neopopulista erosiona y amenaza la democracia italiana, no adviertan que nosotros incluso tenemos ya a alguien que gobierna violando la Constitución. Que otros que se consideran "liberales", asimismo capaces de escandalizarse por Berlusconi, no adviertan que su principal competidor parece ser en este momento... un admirador del mismo Berlusconi.

Fenómenos de esta campaña como el fragor y la manipulación de los medios, con muchos periodistas que, de un lado al otro del espectro, perdieron cualquier asomo no de neutralidad (algo imposible), sino de distancia crítica (y algunos hasta la mínima dignidad intelectual), movilizados a favor o en contra de candidatos, usando el privilegio de la pluma o la palabra en medios masivos como estilete para hundir carismas y elevar otros carismas ; el formidable y multimillonario flujo de recursos estatales y privados movilizado por estos dos polos al margen de la legalidad; o un escándalo donde se mezcla narcotráfico, SIDE y una juez venal; todo eso y más, ¿no debería invitarnos a reflexionar sobre qué democracia sería deseable?

Volviendo al principio, éste es el ejercicio de imaginación que proponemos a partir del modelo de gobierno del partido responsable: usted, lector, ¿en cuántos rasgos cree que puede asemejarse la democracia argentina a un gobierno del partido responsable?

32 comentarios:

Lionel Hutz dijo...

Voy a tirar un lugar común muy de Doña Rosa, creo que justificadamente: en las elecciones no se discuten propuestas.
En las elecciones de hoy 28 resulta evidente la influencia del poder mediático y el billeterazo limpio (no vamos a tirar nombres por la veda, vio) en el resultado de las elecciones. Y con esto no estoy diciendo que la gente sea idiota sino simplemente bastante apática con el asunto de la política porque tiene otras preocupaciones, all through la escala socioeconómica y educativa.
Quiero decir, el modelo del partido responsable presume un análisis racional de las propuestas de los candidatos, presume ideologías (cristalizadas en propuestas) más o menos divergentes entre los candidatos, en fin, es bastante decimonónico en su idea del significado de las elecciones. Pero hoy, con los mass media, las sociotécnicas que apuntan al marketing electoral, y demás, podemos seguir considerando válidos esos supuestos sin chocar escandalosamente contra la realidad?
Tratar a las elecciones como la "máxima expresión de la voluntad popular", siendo el voto tan una herramienta tan tosca y tan influenciable, no será mucho?

Peter de A. dijo...

Es una lástima que su profundo análisis, con sus múltiples referencias, haya quedado casí vacío del mensaje que promete enunciar. La idea que postula está clara (un clientelizado la concibe claramente), pero su argumentación es sólo aludida. Es un modo culto, me parece, de recurrir al persistente ad verecundiam, que la ilustración no logró todavía desterrar. O quizá sea sólo una cuestión de estilo.

Por otra parte. ¿No es patente que gran parte del malestar, llamémosle cívico, sea engendrado por ese abismo que se abre cuando con el semblante del hombre de ciencias que desinteresadamente manipula su objeto, los periodistas, intelectuales, especialistas (así como quienes le fuerzan a tal proceder, dejándole tal vez el mínimo margen) incursionan en un debate del que aparentan sustraerse?

No es seguro que escamotear el debate sea el más eficaz modo de liquidarlo.

Saludos

Stovokor dijo...

Ingresando el factor "presidencialismo", nuestros partidos politicos claramente son "irresponsables" de la gestion del gobierno. Es posible despegarse del costo de gobernar, por que el presidente se mantiene en su puesto por periodo fijo.
No asi un jefe de gobierno parlamentario o semipresidencial;
en donde el partido es vital para sostener al gobierno.
Asi, cuando el presidente fracasa en Argentina, fue su culpa en solitario.
El partido y todos sus politicos, estaban en Suecia.
Es lo que vamos a ver ahora hasta el 2011. La oposicion te surge en tu propio partido.

Anónimo dijo...

¿Puede explicar la referencia a la "dignidad intelectual"?

Anónimo dijo...

Me parece que el único supuesto válido es el a)

santix dijo...

No voy a decir que NO es Flawed Democracy la de Argentina, pero, quien pone el puntaje?
Standard & Poors?
Cual es el aspecto que no la deja ser Full?
Que lleva a Italia, España, Francia, Brasil, Israel, Panama, Chile, Uruguay, Irlanda a ser considerados no tan Flowed o Full?
Y tatatatan... EEUU?

Y "tenemos ya a alguien que gobierna violando la Constitución" con link a Tinelli y Clarin fue muy jugado de su parte.

chubutense dijo...

Santix, yo el explico lo del link. Resulta que el gobierna es Nestor, y andate conchuda es apenas un títere.

Es el problema con los post del loro, son muy pensados y hasta se aprende mucho. Pero no puede evitar que se le salga la cadena plantenado doñarroseadas sin sentido.

En lugar de plantear modelos platónicos sería mas util hacer algún esfuerzo para comprender, aunque sea un poquito, el funcionamiento de la política argentina y esbozar, a partir de allí, cursos de acción específicos en función de problemáticas concretas, sean estas sociales, institucionales, etc. En caso contrario, aunque algunas quejas de este post sean atendibles, no hacemos mas que repetir como (ejem) loros, la misma perorata decadentista con tan larga prosapia en la diletancia nacional.

Un saludo, muy buen post.

Anónimo dijo...

El ajustado resultado del ACS en provincia de BA me va a tener con los huevos en la garganta toda la noche.

Ana C. prometía retirarse si marga no llegaba al 21.5 ; vamos Marga que l´ana se lo merece!

Anónimo dijo...

El cuestionamiento de los argumentos del Loro por Peter de A como ad verecundiam es injustificado. Ad verecundiam vale como criticismo si lo que se dice no es cierto, pero se lo valida haciendo name-dropping. ‘Cristina Kirchner dice que el mundo es plano, y por lo tanto es plano,’ no es lo mismo que el hábito académico de validar lo que se dice con referencias a textos. Pesado o innecesario a veces para el lector, pero inofensivo. En cuanto a lo de escamotear el debate, con referencia a supuestos malos habitos periodisticos, lo que dice el Loro es bastante claro. Si se quiere debate, dar argumentos en contra. Se podrá estar de acuerdo o no con lo que dice, pero no descalificarlo por asociacion con un supuesto mal hábito.

Chubutense, uno o dos hechos de la realidad de la política argentina que haya que tener en cuenta cuando se analizan o cuestionan sus fallas en relacion al ejercicio del poder en democracia en otros lados, en vez de aspirar a ‘ideales platónicos’? Citandome a mi mismo en otro posting (que placer) si queremos jugar al tenis juguemos al tenis, y si queremos usar burkas o chiripás, usémoslos. Pero jugar al tenis con ellos puestos es imposible, o sale muy mal tenis.

Anónimo dijo...

Acuerdo Cívico y Social en provincia:

21.48%

Vos seguí escribiendo Ana, que hasta en los númeritos te hacen caso esta gente!!

jeje

chubutense dijo...

Guillermo, te remito a la parte del post del Loro que refiere a "advertencias".

chubutense dijo...

Loro, estaba mirando el índice ese de The Economist, y francamente no encuentro cual es, de las cuatro categorías empleadas para el informe (existencia o no de libertad y justicia en las elecciones/seguridad personal de los votantes/influencia o no de potencias extranjeras/capacidad o no de funcionarios civiles de implementar políticas) no se cumplirían en Argentina (y Chile, Costa Rica, Israel, estc. todas ellas "democracias defectuosas"). Queda claro, de hecho, que los criterios de TE son bastante más laxos de los que vos mismo utilizás. ¿Cuales son los cuestionamientos, entonces, basados en esas categorías?

¿Tenés algún link donde se profundice sobre ese índice y las encuestas en las que está basado?

Rodya Raskolnikov dijo...

Cómo vienen esas negociaciones? Lindahl se quedó con el 51% de Finanzas Públicas?

El loro de John Silver dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
El loro de John Silver dijo...

Chubutense,

El índice de The Economist está construido con cuatro escalas, cada una con un puntaje. La metodología puede verse aquí. Es algo muy distinto que el modelo del gobierno del partido responsable. No es más ni menos laxo: es otra cosa. Su pretensión es establecer una clasificación bajo determinados supuestos, en la que yo no creo demasiado, como en cualquier clasificación uniformizadora mediante un índice. En algunos aspectos es más abarcativo, al contrario.

Un índice no es un modelo. La cuestión es si usted considera que la democracia argentina tiene aspectos que se parecen al modelo del gobierno del partido responsable. Ninguna democracia se ajusta totalmente a este modelo. La pretensión de un modelo no es clasificar, sino explicar. Se ha usado para interpretar algunos rasgos en los países más desarrollados y puede usarse para comparar. También puede criticar el modelo mismo, si quiere. Ningún problema.

Lo que plantea el post es reflexionar sobre la democracia que tenemos. Se puede hacer desde muchos ángulos, como explico en el mismo post.

Anónimo dijo...

y sigue la censura en el Blog de Finanzas Publicas...

que decia el comentario que suprimieron..?

Ana C. dijo...

Cuando el autor suprime no es censura, lo es si suprime el administrador.

Lo que pasó en realidad es que el Loro se autocorrigió una frase que no le gustaba.

El loro de John Silver dijo...

Anónimo, corregí un error de redacción de mi propio comentario, que luego volví a postear.

Lionel, estoy de acuerdo con que los supuestos pueden ponerse en cuestión y en el efecto distorsivo de los mass-media. ¿Entonces? ¿Cómo cree que debería plantearse el asunto? ¿Consideraría necesario, de algún modo, profundizar la democracia? ¿No? ¿En qué dirección?

Peter, no pretendo ser neutral. Pero busque un argumento mejor que atribuirme algo que no hay.

Santix, que Néstor Kirchner gobierna al margen y por fuera de la Constitución es un hecho. Lo cuentan sus mismos funcionarios. Sobre el índice, ya respondí en otro comentario.

Stovokor, es cierto y estoy de acuerdo con que que el presidencialismo influye. Pero habría que matizarlo. El presidencialismo tampoco impide la existencia de gobierno responsable si se entiende por "gobierno" tanto el congreso como el presidente. De hecho, Downs pensaba en estos términos cuando hablaba de "gobierno". Lo que es interesante es considerar la relación entre la esfera política y la económica en el modelo.

Anónimo dijo...

Y ANa sigue sin bloguear por un año, 21,48%

CUmpla la palabra y no bloguee ás
jjajajaja
jajaja
jajaja

Anónimo dijo...

0,02% es el margen de error standard utilizado internacionalmente en el analisis del error de forecasting.

De modo que Ana C. tuvo una aproximacion perfecta y por ello, no detiene su prosa.

Anónimo dijo...

Ana C, estuvo ahi nomas, mejor que todas las encuesta, peor fue lo Artemio y ya volio a publicar.
Nadie puede reprocharle nada si vuelve a postear.
Además tiene los datos de como votaron los argentinos en Europa.

Saludos
Diego

kili kili dijo...

¡Redondee para arriba, Ana C! 0,02 no se le niega a nadies.

Rodya Raskolnikov dijo...

Lindahl, haga honor a su 51%, el rumor ya se filtró en la City. Escriba algo.

Éxodo jujeño dijo...

Excelente post, muy informativo.

Anónimo dijo...

Muy buen post. Loro, me pregunto también por la referencia a la dignidad intelectual.

La Bestia Pop! dijo...

Estimado:
Muy buen post. Pero me permito discutirle algunas cosas.
1) El de Rokkan es un excelente trabajo, pero no hay que naturalizar los clivajes históricos. Lo que el hace es mostrar como las pujas políticas en determinados momentos son determinadas por tipos de lógicas. El problema es que una evolución tan lineal es solo ideal.
En paises como el nuestro, los clivajes correspondientes en su modelo a distintos "periodos" se dan superpuestos. Por ejemplo, uno de los clivajes que el detalla se plantea como una lucha por el Estado Central por disputarle a las entidades locales la capacidad de cobrar tributos. Bajo ese criterio, en Argentina (discusion del federalismo aparte) todavia estamos en la Edad media. Todavia el Estado no tiene ganada la legitimidad para cobrar tributos.
Entonces, el clivaje economico derecha/izquierda que es el del momento capitalista, no tiene uno de sus suspuestos, que es el haber cimentado un acuerdo sobre la función del Estado. Etc.
2) En realidad, gran parte del problema de las campañas electorales en cuanto a vacuidad de propuestas tienen que ver con un abuso de la teoria de Downs para el análisis. Se lo dice un politólogo que trabaja en el medio. Si usted observa los últimos 40 años que separan los eventos actuales de los principales aportes de la obra de Downs, usted habrá notado que en Estados Unidos la forma de hacer campañas tiene mas que ver con Issues ajenos al eje de distribucion/acumulación del clivaje capitalista: aborto/noaborto, guerra/noguerra, etc. La cuestión es que la representación del campo politico, en la cognición del votante es mucho mas compleja que el razonamiento económico que Downs preve en su obra (lo que no niega el lugar que merece como obra canonica en la ciencia politica contemporánea). La practica de los los marketineros de la politica estadounidense lo entendieron. Los marketineros de la politica argentina no. Entonces cuando esas cosas entran en la agenda (incluye las del punto 1) los politicos no saben que hacer y apuestan a no decir nada.

Anónimo dijo...

Muy buen post. No son responsables de nada. Ni de ir en las listas para luego borrarse, como Scioli. ¿No tendría que ir preso por mentirle a un juez?

El criador de gorilas dijo...

No lei el resto del post, y tal vez ya selo mencionó en los comments, pero Lipset y Rokkan no tienen mucho (o nada) que ver con preferencias, cercania espacial con un programa, etc. El votante no analiza programas partidarios en cada elección. Uno ES obrero, o católico, o escocés, o valón, o campesino, etc; el voto es adscriptivo. Nada que ver con el votante racional de Downs.

Anónimo dijo...

Criador, si el voto estuviera definido por lo que la gente es o hace, el resultado de las elecciones sería siempre estático o casi. Existe el votante flotante. En democracias mas desarrolladas es lo que define resultados. Si no, los Republicanos o los Democratas ganarian siempre, y el otro partido seria oposicion permanente.

El criador de gorilas dijo...

Anónimo, me limito a repetir qué dicen Lipset y Rokkan. De hecho, hablan del "congelamiento" del sistema partidario; ¿cómo podría estar congelado un sistema partidario suponiendo un votante downsiano? No sé quién describe mejor la realidad, sólo digo que igualar enfoques tan distintos es absurdo.

El loro de John Silver dijo...

Don Nieto,

Gracias por el aporte.

1. De acuerdo en que no hay que trasponer miméticamente a Lipset y Rokkan. El modelo del gobierno del partido responsable es un modelo híbrido, usado en la actualidad desde ángulos diversos. Note que Lipset y Rokkan asumían que la competencia política implica vínculos de responsabilidad y receptividad entre votantes y élites políticas, que pueden describirse de distintas formas, y un sistema de partidos organizado, donde los partidos son cuerpos responsables para formular políticas. El modelo del gobierno del partido responsable forma parte del marco conceptual de su análisis, aunque lo que les interesaba eran sus raices históricas y tendencias a largo plazo. Puede ver un esquema completo aquí. Su idea primigenia era que el alineamiento partidario está condicionado por la evolución de los clivajes y la misma formación de los partidos, que habrían "congelado" los clivajes en el primer tercio del siglo XX, al menos en Europa, algo que no abordé. Me limité a enunciar que, en unas elecciones, el modelo presupone que los electores tienen preferencias sobre determinados temas: otra cosa es explicar (i) cómo se originan, y (ii), en particular, si influyen razones estructurales para grupos extensos, definidos por su identidad social o cultural, y el desarrollo histórico que sería subyacente a eso. Advierta que pueden irse añadiendo limitantes a cada uno de los puntos del post, no es excluyente. En cualquier caso, al final, hay desplazamientos de votos que pueden explicarse por conjuntos de preferencias y su ordenación, lo que, además, estará influido por el sistema electoral y el mismo sistema de partidos, que no es nuevo en cada elección. Que un agricultor tienda a votar repetidamente un partido que defiende los intereses de los agricultores, como sucedió con partidos con una fuerte impronta agraria en los países escandinavos, por ejemplo, no cuestiona en nada el modelo del gobierno del partido responsable, intenta explicarlo sociológicamente. Asimismo, un partido con impronta agraria planteará temas que tienen que ver con la defensa de estos intereses.

Note que tampoco seguí estrictamente a Downs. Asimismo, indiqué con claridad en el post que se aplica a países desarrollados e incluso así sólo explica aspectos del desempeño democrático, no todos. Cualquier modelo es ideal, es evidente.

2. De todos modos, no estoy muy de acuerdo en cuanto a impuestos y función del estado pensando en Argentina, por más distancia que exista. Habría que matizarlo.

El loro de John Silver dijo...

2 (cont.) ¿Qué le hace pensar que la legitimidad para cobrar impuestos no es mucho mayor que la que tenían Asquith y Lloyd George cuando intentaron que se aprobara el People's Budget, por ejemplo? Se lo pongo fácil: Reino Unido, 1909. La presión fiscal en la Argentina del presente es muy superior a la británica antes de la Segunda Guerra Mundial, y el sistema impositivo, pese a sus deficiencias, tiene impuestos parecidos en bastantes aspectos a los de los actuales países desarrollados. No veo que reformar el sistema impositivo en una dirección más equitativa (en lo que es tan o más importante la distribución de la carga fiscal que concebirlo en términos de un mero aumento de la presión fiscal) tenga obstáculos si se logra un consenso político-institucional mínimo. El problema de la legitimidad de los impuestos, a mi modo de ver, tendría que ver con la ineficiencia del gasto público, su sesgo pro-ricos y pro-intereses de una pequeña élite política, con la corrupción sistémica que ello implica. Sería la política fiscal en su conjunto, no los impuestos, la que tendría problemas de legitimidad, dado que no atiende la mayor parte de demandas sociales, sino otro tipo de demandas, lo que, a su vez, deteriora la confianza en las instituciones, que es casi lo mismo que decir en la política. El problema sería romper este circuito de retroalimentación.

Asimismo, si se refiere al conflicto de las retenciones, no puede esperarse mucha legitimidad si se persiste en la idea de concebir los impuestos como captura de rentas sectoriales "extraordinarias", lo que lleva a una percepción de inequidad tributaria entre distintos sectores productivos.

3. Por otro lado, el pacto constitucional de 1994 indicaría más bien que el "acuerdo" sobre la función del estado existe en teoría. Lo que no parece existir es la voluntad por parte de muchos actores políticos de cumplir el pacto constitucional. Lo que nos llevaría de nuevo al mismo lugar: habría que pensar más bien en el comportamiento de determinadas élites políticas y su uso del estado.

4. En cuanto a la dimensión derecha/izquierda, no estoy muy seguro de qué sucederá en Estados Unidos en el futuro. En los países europeos, la atenuación de esta dimensión se debió más bien en su momento a la sociedad de los dos tercios de la que hablaba Peter Glotz en los 80. Mayor bienestar´relativo para una mayoría de la población implicaba acercamiento al apoyo del votante mediano y mucha menos volatilidad electoral. Pero el mapa ideológico estadounidense nunca fue el europeo. La polarización del sistema de partidos en Estados Unidos es indicativa de otro tipo de problemas, como puede ver aquí. Pero incluso en Estados Unidos las cuestiones socioeconómicas ocuparon siempre un lugar que no era irrelevante: Reagan /menos impuestos, o Clinton/reforma de la seguridad social, por ejemplo. En las últimas elecciones eso se acentuó de manera extraordinaria, por razones obvias.

5. De acuerdo también sobre que la cognición de los votantes puede ser más compleja de lo que creía Downs. Pero no estoy seguro de la relación que usted establece entre eso y propuestas. Sin conocer su experiencia concreta, no puedo darle una opinión. No comparto la visión de muchos analistas de que no hay propuestas, como repiten hasta la saciedad. No las hay por parte de algunas fuerzas políticas, pero no de todas. Lo que me parece claro es que los medios por lo general no las reflejan, como tampoco reflejan la actividad del Congreso. Le dejo un artículo que me parece interesante.