martes, 17 de julio de 2007

Las fronteras difusas del Estado

Rollo nos manda a los blogs de nuestros diputados, y ahí encontramos esta perlita.

El Diputado Carlos Guzzo quiere prohibir la instalación de cajeros automáticos en los lugares donde se apuesta. Se ve que leyó a David Laibson , y está preocupado por el cortoplacismo de las preferencias de los apostadores. Digo, en el corto plazo el tipo está dispuesto a jugarse toda la guita, y si tiene el cajero cerca, lo hace. Si el cajero está lejos, entonces de pronto la piensa y resiste.

La pregunta profunda es, ¿cuánto intervencionismo estatal queremos? Digo, porque con este argumento se podría justificar, por ejemplo, una prohibición a la comida chatarra, que nos tienta en el corto plazo por ser rrrrrrica, pero a la larga nos mata (por ahora, se propuso un impuesto nomás).

Para mi en este caso se justifica, porque el juego compulsivo parece que es una enfermedad, pero el liberal (igualitario, pero liberal) que llevo adentro se retuerce...

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que esto fue promovido por en la sección "Proteste ya" de CQC. Estuve buscando el link en youtube pero no encontré el video para que lo vean

Ana C. dijo...

Bueno, peor sería prohibir directamente los casinos y los hipódromos y eso sí que no.

Yo no sé si es un caso tan difuso. Después de todo, en una época los lugares de juego eran monopolios estatales, como todo lo que tenía que ver con el tabaco en España, por ejemplo.

Es un poco lo mismo que con las drogas duras, el ludómano pierde hasta los calzoncillos (no sé por qué me lo imagino hombre, si dicen que a las máquinitas ésas juegan sobre todo las señoras de mediana edad en adelante, debe ser que también en el juego debe haber segregación por género), se queda en la calle y después tanto él como su familia viven de la caridad pública, si la hubiera, o piden limosna, en caso que no.

Un claro caso de externalidad negativa, diría yo. O un tema de salud pública. Y una verdadera perla.

A propósito, "ludómano" no está en el diccionario de la RAE, "ludópata", sí. Jamás se me ocurriría decir la segunda, sin embargo.

Lindahl dijo...

Ana, si, es un caso de externalidad negativa. Lo que me cuesta es que con el argumento del impacto en el costo de la salud pública, se puede justificar casi cualquier tipo de regulación. Por ejemplo, el impuesto a la comida chatarra.

PD: el lenguaje tiene evidentes características de bien público. Y el lenguaje es también un equilibrio de Nash. Digo, si todos dicen PC en lugar de ordenador, entonces pues se dice PC.

Entonces, campaña ya para imponer ludómano en lugar de ludópata!

Musgrave dijo...

Hagamos historia tributaria, los primeros impuestos que se cobraron, luego de los imp. de capitación (vieron Shrek por ej), los peajes (imp. por usar los caminos del imperio o reino (hay un paper de Olson sobre el estado como el grupo violento que se logra imponer sobre el resto, tipo mafia que gana la guerra mafiosa y logra imponer la protección, buenissimo) y los impuestos a los vicios (juego, alcohol, tabaco, etc). Obviamente, que Pigou aun no había escrito sobre el tema, sino que algunos autores explican esto último en relación a la ética protestante.
lenguaje: bien publico y externalidad de red, claro como en el caso QWERTY, Ana.C.
Saludos.
pd.Si el blog sigue con este nivel, va a terminar siendo un libro de texto para mis alumnos.

Lindahl dijo...

Ana, a ver si se nos anima con un post sobre el lenguaje como bien público y externalidad de red. Se me ocurre, por ejemplo, el caso del hebreo en el nuevo estado de Israel, pero Ud que maneja tan bien las palabras debe conocer otros.

Ana C. dijo...

Se me había ocurrido como ejemplo lo del inglés en Bruselas y justo esta semana salió en la sección Charlemagne del Economist.